
Esa connivencia entre la Iglesia y la derecha española es cada vez más evidente, más grosera y está llegando a un punto que muchos españoles consideran (consideramos) inaceptable.
Cada vez que comparo la derecha española con la derecha francesa (por poner un ejemplo), siento una envidia tremenda, ya que ellos no atienden dictados de nadie, no como los nuestros.
La legislatura pasada ha sido una muestra muy esclarecedora de esto, ya que los obispos se lanzaron a la calle del brazo de los políticos de la derecha en varias ocasiones (por cierto, todas para pedir restricciones de derechos a la población).
Señor Presidente del Gobierno, ¿hasta cuando vamos a seguir tragándonos el sapo del Concordato?.